Las cimentaciones son la base de toda construcción y su correcto diseño garantiza que la estructura se mantenga estable y funcional con el paso del tiempo. Su función es transmitir las cargas de la edificación al terreno y evitar asentamientos o deformaciones que podrían comprometer la seguridad de la obra.
En este artículo se presentan los tipos más comunes de cimentaciones y los factores que intervienen en su elección, considerando las condiciones del suelo y las características de cada proyecto.
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¿Qué son las cimentaciones en un proyecto de construcción?
Las cimentaciones son la parte de la estructura que transmite las cargas de la edificación al suelo de manera segura. Su diseño y ejecución permiten que la estructura soporte su propio peso, el de sus ocupantes y las fuerzas externas, evitando desplazamientos o daños que puedan afectar su estabilidad.
Estas estructuras funcionan como una base firme que distribuye las cargas de manera uniforme, reduciendo el riesgo de asentamientos diferenciales que puedan provocar grietas o deformaciones en la obra. De este modo, las cimentaciones protegen la integridad de la construcción y garantizan su durabilidad a lo largo del tiempo.
Para definir la cimentación adecuada, es necesario realizar un estudio de suelos que determine la capacidad portante y las características del terreno. Este análisis es fundamental para decidir entre una cimentación superficial o profunda y para diseñar una estructura que se ajuste a las condiciones de la obra y del suelo donde se construirá.
¿Cuáles son los tipos de cimentaciones que existen?
Las cimentaciones se dividen en superficiales y profundas, según las características del suelo y el tipo de estructura que se va a construir.
Cimentaciones superficiales
Las cimentaciones superficiales se construyen a poca profundidad y transmiten el peso de la estructura a las capas cercanas del terreno. Se utilizan cuando el suelo tiene la capacidad de soportar las cargas sin necesidad de profundizar demasiado. Son frecuentes en edificios de baja y mediana altura, como viviendas y comercios.
Entre las más comunes se encuentran las zapatas aisladas, que se colocan debajo de columnas o pilares para repartir el peso de manera puntual al suelo. Las zapatas corridas se extienden bajo muros de carga y distribuyen el peso de manera lineal. Las zapatas combinadas sirven para sostener varias columnas cercanas entre sí y evitar la superposición de las zapatas individuales.
Por otro lado, las losas de cimentación se utilizan cuando el terreno tiene una capacidad de carga limitada o cuando las cargas de la estructura son elevadas. Estas losas actúan como una gran plataforma de concreto que distribuye el peso uniformemente sobre toda el área de la construcción, evitando asentamientos irregulares.
Cimentaciones profundas
Las cimentaciones profundas se utilizan cuando el suelo superficial no puede soportar el peso de la estructura de manera segura. Este tipo de cimentación transfiere las cargas de la edificación a capas de terreno más firmes y estables que se encuentran a mayor profundidad. Son necesarias en edificios de gran altura, puentes y construcciones con cargas elevadas.
Uno de los sistemas más usados son los pilotes, que son elementos largos y delgados de concreto o acero. Estos se introducen en el terreno hasta llegar a un estrato con la resistencia necesaria para soportar la carga. Suelen emplearse en suelos blandos o en zonas con agua subterránea, donde las cimentaciones superficiales no serían seguras.
Otra opción son los caissons, estructuras cilíndricas de gran diámetro que pueden construirse directamente en el lugar de la obra o fabricarse y luego instalarse. Los caissons se emplean en proyectos donde se necesitan soportar cargas muy altas o en terrenos con condiciones variables, como suelos heterogéneos o con presencia de agua.
¿Cómo determinar la cimentación más adecuada para cada proyecto?
La decisión sobre el tipo de cimentación se basa en distintos factores que requieren un análisis detallado. Un estudio de suelos ayuda a conocer la resistencia del terreno y su comportamiento ante las cargas que soportará la estructura, lo cual define si es viable usar una cimentación superficial o si se requiere una solución profunda.
El peso total de la edificación y cómo se distribuyen las cargas también son aspectos determinantes. En estructuras más ligeras o con suelos firmes, suelen emplearse cimentaciones superficiales. Por el contrario, en edificaciones de mayor envergadura o con suelos menos estables, se recomienda optar por cimentaciones profundas.
Además, el nivel freático influye en la elección, ya que la presencia de agua subterránea puede afectar la estabilidad y la ejecución de la cimentación. Otros factores como el presupuesto, la disponibilidad de equipos y las condiciones del sitio deben evaluarse para definir la mejor alternativa para cada obra.
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